Como todos sabemos, hace unos meses Haití sufrió un fuerte terremoto que cambió la vida de todos sus habitantes.
Antes de esta terrible catástrofe, este país ya era tercermundista, con escasa economía y muchísima pobreza, por lo que no ha tenido ninguna posibilidad de afrontar el terremoto.En Chile,por ejemplo, ha habido otro terremoto e incluso más importante que el de Haití, pero al no ser un país tan pobre, ha podido afrontarlo mejor.

Mientras que en muchas partes del mundo la gente consume sin parar y por supuesto, sin pensar en el dinero, en estos momentos Haití está en una situación muy crítica. Ya sabemos todos que esta noticia no es ninguna novedad para un país tercermundista, pero es aún más injusto que este tipo de catástrofes tengan lugar en los países más pobres.
No tienen como defenderse, no tienen ningún tipo de recurso para salir adelante, no tienen recursos económicos para reconstruir sus hogares...¿Y nosotros qué hacemos? ¿Estamos haciendo algo por toda esa gente que esta sin techo y sin nada para comer?
En mi opinión, la sociedad no ha colaborado lo necesario para poder ayudar a la gente que está sufriendo por esta causa.
Mucha gente popular ha participado dando donativos, han hecho canciones con artistas famosos;y todo esto para que los ciudadanos puedan reconstruir el país; pero, ¿y qué pasa con todos los niños que se han quedado huérfanos y en la calle sin un trozo de pan que llevarse a la boca?
Mientras que estos niños en lo único que piensan es en poder sobrevivir un día más y encontrar algo para comer, nosotros nos enfadamos cuando la comida no nos gusta o cuando nuestros padres no nos quieren comprar algún capricho.
Una gran parte de la sociedad piensa que como la noticia ha dejado de aparecer en los medios de comunicación, el problema ya está resuelto y no tenemos que ayudar en nada más, que ya Haití no necesita ayuda. Por supuesto, ese pensamiento es erróneo, Haití sigue necesitando la misma ayuda ahora que hace unos meses.
La conclusión que yo saco es que si todos dejásemos de consumir tanto y apoyáramos un poco a Haití, todo el proceso de reconstrucción y todas las ayudas para los niños y personas de la calle sería muchísimo más rápido.
Con poco que demos cada uno, para los ciudadanos de Haití sería una gran ayuda. Lo que más necesita el país es poder reconstruir todos los colegios, dar casas a las familias que se han quedado en la calle, acoger a todos los niños que desgraciadamente se han quedado en la calle sin familia...
No nos cuesta nada, y ellos nos lo agradecerían seguro.
Leire Maraña
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